5 técnicas sencillas para la animas benditas del purgatorio
5 técnicas sencillas para la animas benditas del purgatorio
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Perdona nuestras ofensas como igualmente nosotros perdonamos a los que nos ofenden: Te ruego, buenísimo Padre, perdona a las pobres almas del purgatorio todas las deudas que ellas han asumido con los siete pecados capitales, y sobre todo porque no han amado a sus enemigos y no han querido perdonarlos.
Altísimo misericordioso, Padre amoroso, tu mi justiciero, en la vida y en la homicidio, suplico que atiendas mis plegarias y me liberes de todo mal que atormente en mi vida.
Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Animas benditas, no serían tan remisos de orar por ellos.
Todo esto fue ejecutado por la Santa con permiso de la superiora; sin embargo, sus sufrimientos aumentaban tanto que la debilitaban horriblemente y no le permitían ya descansar; y como la obediencia la había obligado a permanecer en cama para recuperar fuerzas, esa alma se le acercó nuevamente y, reprochándole su poltronería y sus comodidades, le mostró el lecho de fuego en el que ella yacía en el Purgatorio, un lecho horrible y tormentoso, sobre el cual cada desliz más ligera contra la regla era castigada severamente con un castigo peculiar; y añadía:
Adicionalmente, es importante tener en cuenta que el miedo a las ánimas benditas puede ser resultado de la influencia de la Civilización popular y las representaciones en el séptimo arte y la literatura.
Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.
Señor mío Cristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad perfecta: te rogamos nos la oración a las 13 animas benditas concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas penas al gloria. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de Santo José.
La tradición católica establece que el 2 de noviembre es un día peculiar para recordar a los difuntos y rezar por ellos. Es una ocasión para reflexionar sobre la vida a posteriori de la homicidio y mostrar nuestro inclinación y respeto cerca de aquellos que pero no están físicamente con nosotros.
No nos dejes caer en tentación: Te ruego, oh benignísimo Padre, perdona a las pobres almas, porque tan a menudo no han opuesto ninguna resistencia a las tentaciones y a sus pasiones, sino que han seguido al maligno enemigo y han complacido los deseos de la carne.
Las faltas que la divina Equidad castiga más severamente en ellos son sobre todo las que provienen de la tibieza en el servicio divino. A este respecto, relataremos aquí un hecho muy importante que se lee en la vida de la venerable madre Inés de Langeac:
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Que puedan muy pronto sanar las deudas de sus almas y disfrutar de las mieles de la paraíso de estar en tu presencia para siempre.
Esta práctica se ha mantenido hasta el día de hogaño, y muchas personas la practican para ayudar a las almas de los fallecidos a alcanzar la salvación.
Por último, se les puede pedir a las almas benditas que nos asistan en nuestro camino espiritual. Podemos solicitar su Director para encontrar nuestra verdadera esencia, conectarnos con nuestra espiritualidad y despertar nuestra consciencia.